domingo, 14 de abril de 2013

El Viajero 1 (Palma de Mallorca).

   El primer viaje que hice solo fue el Viaje de Estudios que se hacía por aquella época (1979) al terminar la E.G.B. Este viaje nos lo comunicaron 3 años antes al empezar la 2ª etapa, es decir, en 6º. El estrés que nos generaron los profesores fue inimaginable, porque nos hablaron y nos vendieron un viaje maravilloso a Palma de Mallorca tres años antes de realizarlo. Con ello, al final, aprendimos una cosa. Hay cosas que tardan en llegar, pero al final, TODO llega.
   La ida la íbamos ha hacer en un barco de Transmediterránea que salía del puerto de Alicante y tras una noche de travesía, amanecía en el puerto de Palma. Por aquel entonces, estaban dando la serie de TV "Vacaciones en el Mar", donde unos tipos cursis, empalagosos, y no sé que mas, le hacían la travesía idílica a la cantidad de pasajeros, hasta el punto de que todos querían volver, y salían llorando del barco de felicidad. Bueno, a esto que llegamos al embarque, entramos en el barco y nos encontramos con la recepcionista. A todos nos vino a la mente lo simpática de Julie acompañando a los pasajeros con una enorme sonrisa y asignándole un camarote. Aquí nos encontramos a una borde que a voz en grito nos puso en 2 filas: los que querían camarote y los que se tenían que ir a la fuerza a cubierta a dormir en hamacas. A mí, me tocó camarote, si, a mí y a otros 3 mas. ¡Que ilusión! Al llegar al camarote, interior, cerca de la sala de máquinas, comprobamos lo confortable que era. Estaba lleno de óxido, pero bueno, uno piensa: "Jo, a fin de cuentas es un barco, debe haber óxido", 4 literas mas pequeñas que las de los trenes (que ya es decir), con la funda de eskai y una leve sábana. Un calor infernal. Vimos uno agujero en el techo, el cachondo del que nos acompañó nos dijo que era aire acondicionado. Mas tarde comprobamos que si que era acondicionado, pero que la opción de frío no venía de serie. Allí, al comienzo de la noche, tuvimos, una clara idea de como debe ser el infierno.
   Al salir de puerto, lo mismo; Vacaciones en el Mar, serpentinas, confeti, todo el mundo diciendo adiós con la mano a no sabes quien, pues no, tampoco. Bocinazo, suelta de amarras, y allí no decía ni adiós ni los que habían soltado las susodichas del puerto. Alguno, se le ocurrió decir adiós con la mano, y se llevó "una peineta". En ese momento de travesía, saliendo de Alicante, ya teníamos la ligera sospecha, de que lo de la serie de TV y la realidad difería bastante.
   Cuando se nos hizo imposible dormir por el sudor, por los ruidos, por el aire caliente, decidimos hacer el resto de la travesía en cubierta con el resto de compañeros, y ¡donde va a parar! Lo pasamos muy bien.
   Los 6 días en Palma fueron, pues como suelen ser esos viajes, piscina, playa y visitas turísticas. Lo mas parecido a una chica que tuvimos cerca, pasó la última noche. Esa tarde llegó al hotel donde estábamos un grupo de Viaje de Estudios de Bilbao. Ellos, mixto. Nosotros todo chicos (Salesianos). Esa tarde en la piscina, las chicas, me imagino, que por la novedad, nos preguntaron, pues por la diversión, el hotel, cosas de esas. Algo de celos tuvieron que tener sus compañeros masculinos que al querer ellas quedar a cenar con nosotros, ya se pusieron algo tensos. Y mientras sonaba en el bar de la piscina el último éxito musical, Blondie: Heart of Glass (anda que no ha llovido nada), nos retaron a partirnos el morro a la mañana siguiente. Posteriormente entiendes que siendo de Bilbao, no se iban a entretener en hablarlo. Nosotros aceptamos sin recordar, que justo a la hora de la pelea, teníamos que estar montados en el autobús con la maleta, arregladitos y con las ensaimadas en la mano para que nos llevaran al aeropuerto. Sí, volvíamos a Alicante en avión. ¡Jo! que lujo.
   Ahora, con la perspectiva de los años, aparte de lo aquí narrado, todavía recuerdo el tren a Soller, las cuevas del Drach, las fabricas de marroquinería y artesanía en madera de olivo, las playas, Pollensa y hasta la música de moda aquel año. Pero algo, que se quedó ahí, y que no sabemos como habría sido es aquella cena con las niñas de Bilbao. Lo que si sabemos, es que nos libramos de una paliza, o no, por coger un avión. Todo un acto de responsabilidad con 13 años.
   En fin.....

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