martes, 8 de octubre de 2013

HIPÓCRATES vs HIPÓCRITAS.

   Lo que está pasando últimamente con la Sanidad es cuando menos, y como diría Iker Jimenez; inquietante.
   Está claro, que veníamos de un sistema de "barra libre" y de dispendios un poco excesivo. Cuando nombran como gestor de la Sanidad, bien de la del Estado como de las CC.AA. a un político de carrera, somos muchos los que pensábamos que mejor sería que la gestión la llevara un profesional de la Medicina. Pero, claro, a veces es peor el remedio que la enfermedad.
   Pasado el tiempo, hemos podido apreciar que con el copago que se nos impuso, algunas dolencias gravísimas han pasado a ser menos graves. Ya unos mocos, un leve dolor de cabeza o una acidez producida por la ingestión de medio cerdo acompañado de vino y gin tonics, ya no requieren del concurso de un médico con la consiguiente receta que pagábamos todos. Lo que es mucho peor, es que al enfermo crónico, también se le haga esto. Pero si encima se hace con los que padecen enfermedades graves, me parece una inmoralidad. Y eso está legislado por sanitarios enchufados a la política. En el caso de Murcia, oí, que cobrar el 10% a los enfermos crónicos, suponía 100.000 euros mensuales de una factura de 21 millones. O sea, una minucia. Quizás habría que hacerse mirar lo de que un alcalde tenga de coche oficial un Audi A8, cuando podría ir en un A4, o un Passat, o un Seat Exeo (por eso de hacer patria), etc.
   Lo que está pasando en la Región de Murcia con el cierre de uno de los dos hospitales de Cartagena es de chiste. Y lo que demuestra es que en regiones pequeñas como esta, encima, la prensa está al servicio de la causa política, y lo mas grave es que sea del color que sea.
   La Consejera (médico), mintió. El Director del Servicio Murciano de Salud (médico), mintió. Se podría comprobar en la hemeroteca, pero aquí los periodistas se callan y les siguen poniendo el micrófono y una sonrisa.
   El problema de estas personalidades es que ahora se deben a su promesa o juramento de cumplir sus funciones, las que sean, por encima de pacientes y de lo que haga falta. Estas personalidades, hicieron un juramento, llamado, hipocrático que debería estar por encima de todos los demás. Pero claro, todo el mundo quiere seguir ascendiendo en la cúpula política y si para ello hay que pisotear a Hipócrates, pues se hace, y si hay que cobrarle a un paciente con cáncer o con hepatitis, o con sida parte del tratamiento, pues se le cobra y si no, que no se hubiera puesto enfermo.
   La política hace que ante el juramento hipocrático se vuelvan hipócritas, que a lo mejor es lo mismo. A lo mejor originariamente ser un hipócrita era ser un seguidor de Hipócrates, pero, para los que no tenemos tantos estudios, nos parece que ahora una cosa no tiene que ver con la otra.
   Tenemos unos políticos que no nos merecemos, pero de malos, aunque ya creo que son hasta peor que malos.
   En fin, ahí queda eso......

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