lunes, 28 de octubre de 2013

¡QUE DAÑO HA HECHO SUPER NANNY"

   Cuando uno va a un parque, a un centro lúdico, al cine o a cualquier sitio donde haya niños, me doy cuenta de cómo nos comportábamos antes y cómo se comportan ahora.
   Nuestros padres, aún teniéndolo difícil, atajaban o impedían que ciertas situaciones se les fuera de las manos. El por qué, yo lo achaco, a que en aquella época no había tanto psicólogo/a con afán de notoriedad, y por supuesto, no existía "Super Nanny". ¡Que daño ha hecho esta señora!
   Hoy en día, si prestamos un poco de atención, oímos como todo con los niños son "buenas palabras" y negociaciones infinitas que normalmente no llevan a ningún sitio y nos exprimen toda la energía. Frases como:

  • "Por favor, Jaime, te puedes comer el bocadillo completo y dejar de jugar con la comida, cielo? ¡Anda! hazlo por mí, te lo pido por favor."
  • "Enrique, vida mía, no botes mas el balón de la Champions, porque hijo, las 300 primeras veces, estaba gracioso, sé que estabas desarrollando tu creatividad, pero ya las 100 siguientes son un poco cansinas. Por favor, deja la pelota."
  • "Cris, anda preciosa, recoge la habitación que no hay quien entre". A lo que Cris responde: "NOOOOOOOOO", como si fuera la niña del exorcista.
  • Etc, etc, etc...... hasta el infinito y mas allá.
   Sí, Super Nanny. Y uno piensa lo siguiente. ¿Que hacían o hubieran hecho nuestros padres? A fin de cuentas se podría considerar como una vuelta a los clásicos, que tan bien visto está en disciplinas como la música, el cine, y otras muchas.
   Pues nuestros padres, hubieran hablado bastante menos. El pedirte las cosas "por favor", no estaba en su programación, salvo que su hija fuera Marisol o alguna tenista super millonaria.
   Nuestros padres tenían un remedio genérico que resolvía cualquier situación. Ellos te miraban con esa mirada penetrante que solo un padre sabe poner (y algunas esposas). Atraía ti atención "chistando" y decía eso de:

  •  "Para"
  • "Basta", o la mas contundente,
  • "Ya".
   Si, por un casual, tu persistías en tu comportamiento, no importaba que estuvieras desarrollando tu emotividad, ni tu creatividad. ni ninguna ...vidad. Se activaba en ellos un resorte que los disparaba hacia ti. Te cogían de la muñeca y levantándote el brazo como si fueras a dar un giro de baile, te estiraban hasta que los gluteos asomaran con cierta tensión, y con la mano contraria, en un movimiento rápido, seco y certero, te daban ese golpe que hacía que los tres próximos pasos los dieras de una sola zancada y notando una picazón en las posaderas. Si eras de lágrima fácil y pretendías llorar, oías otro "ya", y si en 5 segundos no habías cambiado de actitud te caía el segundo. Ninguno de nuestros padres acabó en Comisaría, ni pasándonos una pensión por malos tratos, ni nada. ¿Por qué? Pues porque no pasaba nada. Y nadie de esas generaciones ha salido traumatizado, ni con ganas de revancha, ni es un maltratador.
   Y que no piense nadie, sobre todo de los progresistas que me leen, que estoy a favor de nada. Solo quiero reivindicar el "cachete" como mas efectivo que la negociación. A fin de cuentas es una negociación pero en la que no se gasta tanta saliva.
   Todo esto, a fin de cuentas se desmadra exponencialmente. Cuando hace trece años me regalaron a mi actual perra, una Golden Retriever, me compré un libro que hablaba sobre la raza. Era mi primer perro de raza y quería saber si necesitaba algún cuidado especial. El libro dejé de leerlo, cuando empiezas a leer lo que debes hacer cuando la mascota se orine en casa. Pone, que debes coger a la mascota, llevarlo al la escena del crimen y decirle señalando el orín: "AQUÍ NO SE HACE ESO". ya dan por hecho que el perro es un animal políglota que entiende todos los idiomas, o que al haber nacido en España, entiende el español. Pues yo, aún así, lo intente dos veces mas, hasta que  al salir descalzo un día de la habitación me encontré con los pies un poco mojados.
   Y entonces recordé el remedio que para eso tenía mi abuelo. Cogí un periódico, lo enrollé, llevé al animal hasta el orín y clavándole el morro en él, le aticé con el noticiario en la parte de las posaderas traseras. Una vez mas "mano de Santo". Se acabó el pipí en la casa.
   Llegados a este punto, quisiera acabar con unas reflexiones dedicadas a los que escriben sobre perros, o se dedican a ese mundo. Para empezar, un perro, o una mascota, sea de pura raza o no, no hace pipí, ni orina. Se mea. No defeca, ni hace popó, ni hace caquitas. Se caga. Y no entienden ningún tipo de expresión dialogada.
   En fín........

No hay comentarios:

Publicar un comentario